viernes, 9 de octubre de 2015

EL NEGOCIO DE LA VANIDAD

Realizado por: Estefany Jiménez Yepes

Los cirujanos estéticos están haciendo realidad las fantasías sobre la belleza de millones de mujeres y hombres alrededor del mundo. Su trabajo en los quirófanos, con el escalpelo o el rayo láser que hace las veces de varita mágica, ha convencido a muchas personas de que la esquiva fuente de la eterna juventud está cada vez más cerca. En esta búsqueda se amplían mucho más los límites de lo posible. Sin embargo, la vanidad tiene un precio que, en algunos casos, llega hasta la muerte.


La vanidad por encima de la salud y la belleza convertida en un negocio lucrativo y riesgoso. Se calcula que en el país 20.000 personas resultan afectadas cada año, pese a lo cual recomendaciones como las que hace la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica para que se verifique la idoneidad de quienes realizan los procedimientos no se toman con la debida seriedad.

En Colombia se realizan al año un promedio de 300.000 procedimientos estéticos y cirugías plásticas, que mueven 400 millones de dólares. Y se presentan alrededor de 10.000 demandas por malas prácticas. Los casos de muerte y deformaciones físicas por procesos inadecuados, realizados en lugares que no cumplen con los estándares de higiene y por personas no capacitadas, así como por el uso de sustancias que no están debidamente registradas ni aceptadas para ser utilizadas en persona, son frecuentes.

En la actualidad, como el narcisismo y la vanidad no conocen ni entienden de épocas de vacas flacas, los clientes siguen llegando a los consultorios o se les atrae con tentadoras ofertas que incluyen planes de financiación. Y aunque el volumen de pacientes no es el mismo de antes es suficiente para que 60 por ciento delos 650 cirujanos plásticos que hay en el país, según cálculos de Pacheco, se dediquen a realizar intervenciones estéticas. 

La responsabilidad no sólo les compete a los organismos de control. Son aún más responsables quienes han hecho de la belleza un negocio sin límites, en el que existen profesionales de pacotilla, personas inescrupulosas y empresas como la francesa de los implantes, que han priorizado sus intereses de lucro sin detenerse en las consecuencias graves que tienen decisiones perversas como utilizar silicona industrial en las prótesis de senos.
Pero también es un problema cultural. El mundo contemporáneo ha impuesto unos cánones de belleza que han llevado a mujeres y hombres, adolescentes o adultos, a jugar con sus cuerpos y con su integridad física con el propósito de ser aceptados por una sociedad que parece haber tergiversado los verdaderos valores. Y el precio, en no pocas ocasiones, es la vida misma.
El siglo de oro de la cirugía estética apenas empieza y el cielo parece ser el único límite como lo cuenta un chiste de moda.

Aquí les dejo un corto e interesante vídeo cómico que muestra claramente la realidad de la sociedad actual con respecto a la vanidad.


Consultado en:


No hay comentarios:

Publicar un comentario